Cine indi-ota
Un tal Stephen Chbosky debuta en el cine adaptando su propia novela. El resultado es un drama adolescente de tufillo indie, ahora que lo indie es igual a McDonalds con mantel y cubiertos.
El cine indie no nació ayer. Películas de menor presupuesto, con actores poco o nada conocidos, e historias un poco alejadas de lo convencional. Una forma de empezar en esto del cine, demostrar talento con producciones por las que los grandes estudios no darían un duro, llamar la atención y entrar a formar parte de la industria de Hollywood.
Estas propuestas "diferentes", minimalistas, arriesgadas... pronto llamaron la atención del espectador gafapasta, orgulloso de conocer cosas fuera de circuito, atesorables así como pequeños descubrimientos reservados a su círculo más íntimo. Y claro, donde haya un posible espectador hay una industria dispuesta a florecer a su costa. Así, a día de hoy lo presuntamente indie es una pose, otro producto prefabricado donde no falta el drama intimista, los silencios que hablan más que las palabras, los personajes atormentados, etc.
Con el reclamo para el espectador corriente (al fin y al cabo hay que hacer caja con todo tipo de público) de Emma Watson, The perks of being a wallflower adolece de todos los defectos arriba mencionados. ¿Joven con infancia traumática? Check. ¿Dificultades para adaptarse a la sociedad? Check. ¿Conversaciones sobre música, cine y teatro clásico, indie o underground? Check. ¿Diálogos supuestamente profundos, escritos por un mono? Doble check.
Lo malo es cuando descubres que debajo de la pose no hay nada, salvo un torro de hora y tres cuartos. Yo su película, señor Chbosky, no me la trago. Véndale su humo a otro.
Je, sin haber visto la película en cuestión estoy totalmente de acuerdo con el comentario general. Ya hace más de tres años un blog referencia ya escribió algo muy similar: http://ratspenats.blogspot.com.es/2010/01/el-falso-cine-independiente.html
ResponderEliminarJajajaja me ha encantado lo de "un blog referencia".
ResponderEliminarNo recordaba tu entrada, pero como (casi) siempre muy acertada.
Del "gran" Sundance han salido atrocidades como The blair witch project o Primer, la primera una tontada como un piano, y la segunda paradigma de la pretenciosidad hecha cine.
¡Fuerza y honor y cine jarronil!