sábado, 23 de marzo de 2013

¡Rompe Ralph!

Jugando con la nostalgia
¡Rompe Ralph! (Wreck-it Ralph, Rich Moore 2012) es el último intento de Walt Disney Animation Studios de seguir siendo importante entre el sector de público infantil y juvenil. Los tiempos han cambiado, y Disney abandona la actualización de clásicos de la literatura fantástica y de terror, en aras de seguir la senda marcada por Pixar y Dreamworks.


Blah blah blah, me diréis, ¿cuál es el resultado? Pues una cinta al nivel de lo peor de Pixar (¿Alguien dijo Cars?) y que encajaría a la perfección entre las producciones más mediocres de Dreamworks. No puedo opinar sobre su impacto entre los niños, pero aquí hay muy poco que rascar para un adulto: una vez eliminados algunos guiños nostálgicos para los que nos hemos criado entre máquinas recreativas, y que reconozco producen una leve sonrisa, no queda más que un esquema repetido hasta la saciedad en este tipo de producciones. Persecuciones alocadas (muchas), el héroe (nadie se lo cree como antihéroe) que vence las adversidades, la amistad, la redención, la superación personal...

Wreck-it Ralph es un producto que se degusta con cierta apatía, y que al terminar no deja nada de nada. Es una producción hecha con piloto automático, siguiendo un esquema rutinario, diseñada para gustar metiendo en la coctelera todo lo que en teoría es gracioso, emocionante o sentimental. Es como ver jugar a un videojuego: parece muy chulo durante 10 minutos, pero la diversión se esfuma deprisa cuando es otro quien lo juega por nosotros.

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