jueves, 18 de abril de 2013

Por un puñado de dólares

Banda sonora a un poncho
Por un puñado de dólares (Per un pugno di dollari, Sergio Leone 1964) es la primera pieza de la trilogía del dólar filmada por el director italiano que popularizó el Spaguetti Western, y prácticamente el debut cinematográfico musical del genial Ennio Morricone, amigo de la infancia del primero. Además, es la película que despertó el interés de la industria por el talento de Clint Eastwood, ahí es nada.


Algunos cinéfilos niegan que Leone inventara el género, en el que ven influencias del Western crepuscular (jijiji) de mitad y finales de los 50. Se critican las escasas dotes interpretativas de Clint, que se limita a poner cara de tipo duro (aunque peor es la cara de estreñido de la reciente estrellita llamada Ryan Gosling). Se habla del bajo presupuesto, de los pobres resultados de las escenas nocturnas, filmadas con un filtro azul descarado. Se dice que el guión es simple, los malos arquetipos cuyas acciones están motivadas por el propio deseo de hacer el mal, sin un objetivo con el que uno pueda identificarse.

Hay bastante verdad en todas estas afirmaciones. Sin embargo la película se eleva por encima de todas sus carencias, y esto es gracias al magnífico manejo del ritmo de Leone y, sobre todo, a la magistral banda sonora de Morricone. Por un puñado de dólares es un claro ejemplo de que la música puede convertir un film corriente en una obra maestra, como también lo son la trilogía de Indiana Jones del generalmente aburrido John Williams o la grandiosa Regreso al futuro de Alan Silvestri. Junto con el guión, la interpretación y la fotografía, uno de los cuatro pilares del cine que llama a las puertas del alma humana.