miércoles, 27 de marzo de 2013

Perversidad

El pagafantas, el chulo y la lagarta
Perversidad (Scarlet Street, Fritz Lang 1945) es una película de cine negro protagonizada por el trío Edward G. Robinson, Joan Bennett y Dan Duryea. Remake de La Golfa, dirigida por Jean Renoir en 1931, es un drama donde una mujer fatal condena a un pobre diablo a descender en una espiral de autodestrucción. Al final el film se limita a formular dos cuestiones: ¿cuánto podemos sacrificar por "amor"?, y ¿Hay peor condena que el remordimiento, o juez más severo que uno mismo?

Joan Bennett

Fritz Lang nos hipnotiza con 20 minutos magistrales al inicio, presentando la situación y los personajes con precisión, y resuelve bien la cinta en su último cuatro de hora, en un juego de luces y sombras con reminiscencias de El corazón delator de Poe. Sin embargo flojea en todo el tramo central, por dos motivos principalmente: el guión tiene situaciones absurdas (gente que encuentra casas ajenas y se presenta en la puerta por arte de magia, no digo más), y sobre todo el dibujo de personajes, que es horrendo.

Sin duda el peor personaje es el interpretado por Duryea, un perdedor a su manera que va de tipo duro, sometiendo a su novia y engañando a todo cristo. Este chulapo americano de los 40, visto en otras películas, es un mal de la época, pero Duryea lo hace poco creíble, hasta el punto de transformarlo en una caricatura de personaje. Bennett, otra perdedora con sueños de grandeza, oscila entre la fragilidad a la que la somete Duryea, y el abuso que ejerce sobre Robinson. Estos cambios radicales de ánimo desdibujan su personaje, que no encuentra terreno firme sobre el que poner pie. Robinson en cambio empieza sublime como calzonazos mediocre, pero el guión lo arrastra a situaciones y diálogos imposibles que lastran su credibilidad a partir de la mitad de la cinta.

A media hora del final lo que estamos presenciando es tan absurdo que nos entran ganas de lanzar langostas al televisor disfrazados de Bill Cosby. Quiero creer que, en 1945, la inocencia del espectador le hacía pasar por alto lo rocambolesco del sainete de Fritz Lang, pero en 2013 no basta con ponerse las gafas de 1940. Necesitamos una lobotomía.

domingo, 24 de marzo de 2013

Winchester 73

Historia de un rifle único
Entretenidísima película de Anthony Mann de 1950, con James Steward y la guapísima Shelley Winters.

Sinopsis: Dos jinetes llegan a Dodge City persiguiendo a un hombre. Es el Día de la Independencia, y la gente se arremolina en torno al premio del concurso de tiro, un rifle único: el Winchester 73. Lin McAdam, uno de los forasteros, gana el concurso y consigue el rifle, pero su contrincante Dutch Henry Brown se lo roba y huye. El rifle pasa a manos de un traficante de armas, luego a un jefe indio y más tarde a un forajido. Mientras tanto, continúa la persecución.

Shelley Winters

Nunca seguir las tribulaciones de un arma irrepetible resultó tan apasionante. Al principio de la cinta se insinúa un enfrentamiento que queda irresoluto, a partir de ahí la acción salta de manera trepidante, de un lado para otro, hasta el duelo final. La película tiene de todo: persecuciones en carro y a caballo, tiroteos, una historia de venganza, humor en los diálogos, indios, soldados de caballería, forajidos, traficantes de armas... joder, joder, qué peliculón. ¡Incluso salen Dodge City y Wyat Earp! En serio, para pasárselo pipa.

El crepúsculo de los dioses

El traje del emperador
El crepúsculo de los dioses (Sunset Boulevard, Billy Wilder 1950) es una de esas películas que, si uno bucea en Internet en busca de críticas, no encuentra más que calificaciones de obra maestra, tanto de la prensa especializada como de los entusiastas cinéfilos. No seré yo quien niegue las cualidades técnicas de la obra, o la actuación de unos personajes que no puedo medir en justicia (la he visto doblada), pero para mí es uno de los más evidentes casos de traje del emperador que he visto últimamente.

Sinopsis: Joe Gillis es un joven escritor de segunda fila que, acosado por sus acreedores, se refugia casualmente en la mansión de Norma Desmond, antigua estrella del cine mudo, que vive fuera de la realidad, acompañada únicamente de su fiel criado Max. A partir de ese momento, la actriz pretende que Joe corrija un guión que ella ha escrito y que va a significar su regreso al cine.



Narrada en flashback por la víctima de un crimen, la película empieza con un magistral plano contrapicado desde dentro de una piscina, y termina con un descenso hacia la locura tan impactante como poco creíble. La restante hora y media, una sosez de escaso interés en la que se abofetea al espectador una y otra vez con una voz en off que subraya lo visto en pantalla, por si el espectador es lerdo, o quizás porque el propio Wilder no creía que se fuera a entender su película sin anotaciones. Y es que esta película hace aguas en el guión, pieza fundamental si no te apellidas Tarkovsky.

Si esta película no fuera en blanco y negro, no tratara sobre el propio mundo del cine (el ejercicio masturbatorio entre el artisteo suele estar bien visto), y no estuviera firmada por Billy Wilder, no pasaría del 5 o del 6 raspado. Pero claro, a ver quién es el valiente que dice en voz alta que el emperador va desnudo.

Consejo para gafapastas farsantes
Audaz y ácida crítica a Hollywood. Interpretaciones magistrales. Diálogos memorables. Retrato conmovedor de la soledad, la demencia, el temor al fracaso, los instintos de supervivencia y la grandeza del amor. Obra atemporal. Coja cualquiera de estas o construya la suya propia, suficientemente vaga para no poder ser rebatida. Al fin y al cabo estamos ante una puta obra maestra, claro que sí, ¿por qué no?

sábado, 23 de marzo de 2013

¡Rompe Ralph!

Jugando con la nostalgia
¡Rompe Ralph! (Wreck-it Ralph, Rich Moore 2012) es el último intento de Walt Disney Animation Studios de seguir siendo importante entre el sector de público infantil y juvenil. Los tiempos han cambiado, y Disney abandona la actualización de clásicos de la literatura fantástica y de terror, en aras de seguir la senda marcada por Pixar y Dreamworks.


Blah blah blah, me diréis, ¿cuál es el resultado? Pues una cinta al nivel de lo peor de Pixar (¿Alguien dijo Cars?) y que encajaría a la perfección entre las producciones más mediocres de Dreamworks. No puedo opinar sobre su impacto entre los niños, pero aquí hay muy poco que rascar para un adulto: una vez eliminados algunos guiños nostálgicos para los que nos hemos criado entre máquinas recreativas, y que reconozco producen una leve sonrisa, no queda más que un esquema repetido hasta la saciedad en este tipo de producciones. Persecuciones alocadas (muchas), el héroe (nadie se lo cree como antihéroe) que vence las adversidades, la amistad, la redención, la superación personal...

Wreck-it Ralph es un producto que se degusta con cierta apatía, y que al terminar no deja nada de nada. Es una producción hecha con piloto automático, siguiendo un esquema rutinario, diseñada para gustar metiendo en la coctelera todo lo que en teoría es gracioso, emocionante o sentimental. Es como ver jugar a un videojuego: parece muy chulo durante 10 minutos, pero la diversión se esfuma deprisa cuando es otro quien lo juega por nosotros.

martes, 19 de marzo de 2013

El hombre que mató a Liberty Valance

Western crepuscular*
El hombre que mató a Liberty Valance (The man who shot Liberty Valance, 1962), con un reparto encabezado por James Stewart, John Wayne, Lee Marvin y Vera Miles, es una de las últimas películas dirigidas por John Ford.

Sinopsis: Un anciano senador del Congreso de los Estados Unidos, Ransom Stoddard, relata a un periodista la verdadera historia de por qué ha viajado junto a su mujer Hallie para acudir al funeral de un viejo amigo, Tom Doniphon. Todo comenzó muchos años atrás, cuando Ransom era un joven abogado del este que llegó en diligencia a Shinbone, un pequeño pueblo del Oeste, para ejercer la abogacía e imponer la ley. Poco antes de llegar a su destino, es atracado y golpeado brutalmente por el temido pistolero Liberty Valance.

Vera Miles

En 1962 todo estaba cambiando alrededor de John Ford. El cine clásico había alcanzado la madurez en los 50, e iba camino de una radical transformación en los 70. El western estaba en plena decadencia. Con 68 años a sus espaldas, el propio Ford estaba cambiando.

El bueno de John refleja estos cambios escogiendo para su propuesta cinematográfica (una historia sobre el amor, los mitos, las diferencias entre ley y justicia, el honor...) un entorno en plena transformación: el salvaje oeste, reconvertido por la llegada de la locomotora. Todos los personajes se sienten un poco fuera de lugar en el oeste que retrata Ford, tanto el cambio que viene de fuera (Steward) como el honor clásico (Wayne) en desuso.

Melancolía para despedir un género que ya no encontraba su lugar, como los pistoleros en una tierra gobernada por la ley. El hombre que mató a Liberty Valance es cine con mayúsculas. Gracias, John.

*Consejo para gafapastas farsantes
Use mucho la palabra crepuscular para hablar de esta película: personajes crepusculares, western crepuscular, luz crepuscular... También puede resaltar el lirismo de la visita a la casa, el lirismo del cactus, etc.

domingo, 10 de marzo de 2013

El impostor

Cuando la realidad supera a la ficción
El impostor (The imposter, Bart Layton 2012) es un documental ficcionado que bien puede verse como un thriller al uso. Sus puntos fuertes están en la historia en que se basa, así como en el tono de intriga conferido a la cinta.

Sinopsis: La historia comienza con la perturbadora desaparición de Nicholas Barclay, un niño de Texas de 13 años. Tres años después se reciben noticias sorprendentes sobre el caso: el chico ha sido hallado en España, y dice que ha sobrevivido a las torturas de un grupo de enigmáticos secuestradores. Su familia está encantada de tenerlo de vuelta, pero todo se vuelve aún más extraño una vez en Texas. ¿Cómo es posible que el hijo rubio de los Barclay sea moreno ahora? ¿Quién es esta persona?


No desvelaré nada, cuanto menos se sepa del desarrollo del film, mejor. ¿Recomendable? Sin duda. Eso sí, en la línea de los nuevos documentales (Man on wire, The Cove...) donde el sentido estético y del espectáculo sustituyen el tono aséptico tradicional del formato.

¿Contras? Una inevitable sensación de irresolución al terminar la película, así como de haber sido conducido, manipulado. También me surgen dudas razonables sobre la legitimidad de algunas de las cuestiones que el director plantea. Todo ello disculpable ante la curiosidad de los hechos y ante un gran ejercicio narrativo que no decae en ningún momento.

jueves, 7 de marzo de 2013

Ser o no ser

To be or not to be
Divertida comedia de 1942 de Ernst Lubitsch. El director saca provecho de una circunstancia gravemente dramática (la ocupación de Polonia por los nazis) para generar situaciones absurdas, diálogos rápidos y chispeantes, enredos y dobles sentidos. Ligada argumentalmente al mundo del teatro, también el montaje y la puesta en escena parecen beber directamente de éste.

No es una comedia entendida como una sucesión de gags al estilo marcado por Aterriza como puedas en 1980, aquí predominan la sonrisa cómplice, el buen rollo y eso sí, alguna carcajada ocasional.


Mención especial al protagonismo de las puertas, algo habitual en Lubitsch, así como a los eventos que suceden fuera de plano. Hermosa manera de narrar sin llegar a mostrar.

Altamente recomendable, y mejor aún en VO.

lunes, 4 de marzo de 2013

Big Big Train - English Electric (Part Two)

10 sobre 10
No malgastaré bits de tinta alabando la última obra de estos ingleses, quien tenga oídos que escuche:


Para cerrar los ojos y dejarse seducir.

Más oscuro, más íntimo que la primera parte... pero igualmente genial. Flautas, tubas, cornetas, trombones, violines, chelos: todo al servicio de la música.

The perks of being a wallflower

Cine indi-ota
Un tal Stephen Chbosky debuta en el cine adaptando su propia novela. El resultado es un drama adolescente de tufillo indie, ahora que lo indie es igual a McDonalds con mantel y cubiertos.

El cine indie no nació ayer. Películas de menor presupuesto, con actores poco o nada conocidos, e historias un poco alejadas de lo convencional. Una forma de empezar en esto del cine, demostrar talento con producciones por las que los grandes estudios no darían un duro, llamar la atención y entrar a formar parte de la industria de Hollywood.

Estas propuestas "diferentes", minimalistas, arriesgadas... pronto llamaron la atención del espectador gafapasta, orgulloso de conocer cosas fuera de circuito, atesorables así como pequeños descubrimientos  reservados a su círculo más íntimo. Y claro, donde haya un posible espectador hay una industria dispuesta a florecer a su costa. Así, a día de hoy lo presuntamente indie es una pose, otro producto prefabricado donde no falta el drama intimista, los silencios que hablan más que las palabras, los personajes atormentados, etc.


Con el reclamo para el espectador corriente (al fin y al cabo hay que hacer caja con todo tipo de público) de Emma Watson, The perks of being a wallflower adolece de todos los defectos arriba mencionados. ¿Joven con infancia traumática? Check. ¿Dificultades para adaptarse a la sociedad? Check. ¿Conversaciones sobre música, cine y teatro clásico, indie o underground? Check. ¿Diálogos supuestamente profundos, escritos por un mono? Doble check.

Lo malo es cuando descubres que debajo de la pose no hay nada, salvo un torro de hora y tres cuartos. Yo su película, señor Chbosky, no me la trago. Véndale su humo a otro.

sábado, 2 de marzo de 2013

High Sierra

El último refugio
Entretenida película dirigida en 1941 por Raoul Walsh, perteneciente a su época en la Warner. Consagró a Humphrey Bogart como estrella, y cuenta con la belleza de Ida Lupino y, mi preferida de las dos, Joan Leslie.

Bogart y Lupino

Walsh se caracteriza por el ritmo, el uso de la elipsis y por un montaje trepidante. De hecho, si la película tiene algún defecto principal éste es que va tan deprisa que el director se ve obligado a rellenar metraje con tramas secundarias, pues en caso contrario nos saca del cine en menos de una hora.

Joan Leslie

En resumen, apreciable ejercicio de cine negro donde, de manera inevitable, la fatalidad se cierne sobre los protagonistas desde el primer minuto. Ah, y sale un perrico. Eso siempre resulta en buen cine.

Ida Lupino

viernes, 1 de marzo de 2013

3rdegree - The long division

Crossover Prog de nivel
3rdegree es una banda estadounidense de Crossover Prog, rock progresivo con fuertes influencias de la música pop (a añadir a los toques clásicos, jazz o folk del progresivo en general), canciones cortas para lo habitual en el género y melodías accesibles.


The long division es su cuarto LP en veinte años de historia, y el mejor hasta la fecha. 2012 se confirmó como un año colosal para el rock progresivo, y este disco es otra de sus cumbres. A disfrutarlo:

Extraños en un tren

Desmontando a Hitchcock
Extraños en un tren, 1951, blanco y negro, Hitchcock... ¿Suena a obra maestra, no? Veamos.

Basada en la novela homónima de Patricia Highsmith, y partiendo del guión adaptado por Raymond Chandler, la película parte de una premisa muy muy interesante: dos desconocidos intercambian sus asesinatos para que no se les pueda relacionar con la víctima. De hecho la idea es tan buena que ha sido repetida numerosas veces posteriormente.



Chandler y Hitchcock cogen tan buena premisa y la sodomizan. Solamente uno de los dos asesinatos se perpetra. No hay dilema moral en el bueno de la película. De hecho, hay un bueno muy bueno y un malo muy malo, cosa innecesaria y contraproducente en la historia (¿culpa del código Hays?). El encuentro entre los dos protagonistas es poco creíble, el diálogo forzado. La víctima es hija de la misoginia de Hitchcock: frívola, casquivana y retorcida, cuando no directamente malvada. El malo boicotea continuamente la premisa del plan para el asesinato perfecto, dejándose ver al lado del bueno todo el tiempo. La policía es tontuna, pero las deducciones de la guapísima novia son para mear y no echar gota (tu mujer... llevaba gafas, ¿verdad?). El director se empeña en mostrarnos el mechero como una pieza clave desde el primer plano en el que sale, pero acaba siendo un macguffin colosal (a ambos hombres se les relaciona por verlos juntos), la manera en que se libra el bueno es inverosímil (¿no hubiera sido lógico que la policía creyera que había contratado al malo para asesinar a su esposa, como incluso se sugiere durante la película?).

Que sí, que es Hitchcock. Muy chulo el plano del asesinato reflejado en las gafas. Bonito arranque con los zapatos. Simpático lo del perro. Cutre a más no poder el gag del retrato que pinta la madre del malo. Desfasada la escena del tiovivo, pero al menos aquí hay excusa por la época en que se rodó. Pero lo que no tiene pase es que nos clave un partido de tenis interminable cerca del final de la película, mal rodado para más inri.

Que no, que no pienso aceptar que esto sea una obra maestra. Entretenimiento con altibajos es lo máximo que admito, y eso con las gafas de 1950 puestas.

Truco para gafapastas farsantes
Es Hitchcock, así que lo tiene fácil: diga "maestro del suspense", hable del genial uso de la música para reforzar la tensión, alabe sus originales planos como el que hemos comentado de las gafas. Si alguien le discute que esta película es una puta obra maestra, tápese los oídos mientras tararea bien fuerte "NA-NA-NA-NA-NA-NA..."